Ayer recibí un paquete de parte de mi buen amigo, el escritor RODRIGO PALACIOS, y eso me hizo reflexionar sobre algo que puede ser de mucha ayuda para aquellos que empiezan a escribir. Si quieres saber de qué se trata, te invito a que veas el siguiente vídeo subido a mi cuenta de TikTok.
Mes: septiembre 2022
Vuelve «Basado en hechos reales»
Con el inicio de la octava temporada del programa radiofónico de misterio «Informe Enigma», dirigido y presentado por JORGE RÍOS, regresa mi sección «Basado en hechos reales», donde hablamos de películas y series que, como el nombre bien indica, están inspiradas en acontecimientos reales, con mayor o menor fidelidad. Para esta ocasión, la elección ha sido bastante fiel a lo que ocurrió en su día: «Mindhunter». Si no la has visto, te recomiendo no esperes más tiempo para hacerlo (disponible en la plataforma Netflix»). El programa está disponible en el siguiente enlace 😄
«Ojalá vivas tiempos interesantes» (Maldiciones orientales, 2ª parte)
En la cultura china existen tres maldiciones principales, centradas en el daño social y en el nivel de vida, y que se definen con las frases que recita el que las lanza: «Ojalá vivas tiempos interesantes», «Sea que gente importante conozca bien tu nombre» y «Ojalá se cumplan tus deseos».
En la primera, el deseo de mal se centra en que la víctima padezca toda clase de desgracias relacionadas con crisis económicas, enfermedades, guerras…, todo lo que rompa la calma y el bienestar.
La segunda, es una llamada de atención a las autoridades, a la justicia, contra aquellos que han cometido actos ilegales, sin recibir castigo. La detención, el juicio y el castigo contra éstos sería la finalidad de esta maldición.
Y la tercera, es aquella en la que todo aquello que desee, que se ambicione, se vuelva en contra.
Cuidado con los baños
Dentro del folklore japonés, se menciona que algunos baños pueden estar malditos. En concreto, los aseos de los colegios, el tercero de la tercera planta, y, en especial, si están sucios. Aquí habitaría Hanako-san o Toire no Hanako-san(Hanako, la del inodoro), un yūrei con aspecto de niña, vestida con una falda roja, y el pelo corto y negro. Los alumnos suelen evitar este baño, e intentan tener todos lo más limpio posible para que no aparezca. Aun así, se cuenta que puede notarse su presencia tras la puerta sin necesidad de abrirla, y molestarla puede ser mortal. También se dice que, si se golpe tres veces la puerta y se pronuncia repetidas veces su nombre, esta responde con un «Sí, aquí estoy». Algunas versiones mencionan que esta voz es gutural, perteneciente a una criatura monstruosa tricéfala o a un demonio; en otras, como en Yokohama, aparece como una mano ensangrentada por el retrete para arrastrar a aquel que la invoque dando más de tres vueltas alrededor de éste.
Pero no es el único espíritu maldito que frecuenta los baños. En los públicos de mujeres, en el último de éstos, mientras se usa, si se escucha una voz femenina que dice «¿Papel rojo o papel azul?», no tienes escapatoria: Aka Manto (Capa Roja) viene a por ti. Se manifestarán dos rollos de papel de estos colores, y si se escoge el azul, cortará las piernas a su víctima; si es el rojo, la desollará lentamente. No responder equivaldrá a muerte, y dar una con un color diferente abrirá un agujero dimensional que conduce al más allá.
Brujos de Siquijor
La Isla de Fuego, o Siquijor, en Filipinas, es la tierra de los mangkukulam, mambabarang o mamalarang. Estos chamanes realizan un ritual, el paktol, durante siete días, a las doce, utilizando un cráneo humano y una fotografía del binarang (la futura víctima), recitando el conjuro, y enterrándola después.
Estos brujos y brujas crían enjambres de escarabajos carnívoros en canutos de bambú o botellas, alimentándolos con raíces de jengibre. Éstos acceden al interior de las víctimas por orificios corporales, como boca y oídos, generando infecciones y daños en los tejidos al alimentarse de ellos. En algunos casos, si la víctima muere y no es descubierta a tiempo, los insectos anidan en su interior hasta la puesta e incubación de huevos.
Maldiciones infantiles
Tailandia es un país muy supersticioso: las creencias tradicionales se entremezclan con una extensa colección de supersticiones ligadas con maldiciones y espíritus, profundamente arraigadas en todos los estratos sociales. Cosas simples, como cortarse el pelo en miércoles o escuchar el sonido de un geco, pueden traer mala suerte, y es muy habitual hacer consultas a adivinos o acudir a monjes budistas para que recomiende para que aconseje cuál es el mejor día para casarse. Pero, en ocasiones, parece que este tipo de creencias puede afectar a turistas que visitan la ciudad. Así le ocurrió a una pareja australiana, que compartió la experiencia de una posible maldición:
“Mi novio y yo acabamos de regresar de un viaje de diez días a Koh Samui y Phuket. El miércoles de la semana pasada estábamos comiendo en un restaurante al aire libre, en donde los vendedores ambulantes y los niños vendían flores y brazaletes, etc. Traje algunos que, obviamente, eran buenos para ellos, pero luego mi novio se inquietó cuando estábamos tratando de comer, siendo un poco grosero con ellos.
Querían vendernos flores, y mi novio los espantó. De todos modos, compré dos flores, y regresaron poco después. Mi novio los volvió a espantar. Entonces, uno de los niños corrió hacia él, lo miró a los ojos, respiró en sus manos ahuecadas y las colocó en el antebrazo de mi novio. Recuerdo que estaba preocupada en ese momento, pensando en si no se trataría de algún tipo de maldición.
De regreso, en Australia, ya hace cuatro días, el lunes por la noche mi novio comenzó a enfermarse gravemente. Anoche lo llevamos a la sala de emergencias, donde lo examinaron para detectar si se podía tratar de meningitis, hepatitis, etc. Los análisis de sangre preliminares estaban limpios y lo enviaron a casa. Tiene fiebre intensa, dolor de cabeza agudo y está muy pálido. Puedo notar su pulso palpitando en las venas y la cabeza.
¿Creéis que puede ser debido a una maldición? ¿Qué tengo que hacer? Leí que podríamos visitar a un monje budista”.
Las respuestas fueron de lo más variopintas, como la de alguien que decía ser tailandés y aconsejaba lo siguiente:
“Tienes que llevarlo de regreso a Tailandia lo antes posible. Las únicas personas que pueden ayudar en este caso son los monjes de Don Sak. Es importante que lo hagas la próxima semana o le sucederá algo terrible. Tenía un amigo que le había pasado lo mismo y, tras tres horas con el monje, estaba totalmente curado”.
U otras que daban rituales de qué hacer:
“Compra algunas flores, limones y limas. Una buena mezcla de crisantemos será excelente:
–Vierte todos los pétalos de siete flores (de diferentes colores) en un cubo de agua tibia o en la bañera. Exprime un poco de limón (la mitad) y echa un poco de cal en el agua.
–Lava bien todo el cuerpo: la cabeza, la cara, la parte inferior de los pies y el cabello con esa mezcla de agua durante, al menos, diez o quince minutos.
-Di algunas oraciones, como, por ejemplo, «Por favor, mal espíritu, vete…», si no eres practicante de ninguna religión. Debe de ser sincero y no bromear.
–Luego, coloca todos los pétalos en un recipiente pequeño y tíralos a la basura.
–Tomar una taza de té (cualquier tipo de hierba) con el desayuno.
Haz esto, por lo menos, durante tres días”.
Puedes conocer más sobre estas maldiciones en los ensayos de misterio «Anatomía de las casas encantadas«, «Descendiendo hasta el infierno» y «Espiritismo digital«, ambos publicados por Ediciones Luciérnaga.
Amigos imaginarios
«Amiga» fue la primera ficción sonora propia que escribí y grabé, allá por 2019, una historia de miedo relacionada con los amigos imaginarios. La he recuperado para el siguiente TikTok. Recuerda que puedes seguirme en mi cuenta para ver más vídeos 😁
Maldiciones orientales
¿Puede existir un relato maldito capaz de causar la muerte por miedo en aquellos que lo han escuchado? No hay nada que lo pueda confirmar o desmentir, pero se menciona una narración de título “Gozu” (“Cabeza de Vaca”), la cual el gobierno nipón del siglo XVII obligó a destruir toda copia, repartiendo los pedazos por diversas zonas del país para que jamás pudiera recomponerse.
Esta medida fue tomada después de recibir el informe de la muerte de todos los habitantes de una aldea que, tras escuchar la historia de “Gozu”, fallecieron por el pánico días después.
No se conoce de qué trata este cuento, pero todo lo que se menciona al respecto parece formar parte de una leyenda urbana (atribuida al escritor y guionista Sakyo Komatsu), aunque, de vez en cuando, se dan reportes sobre posibles incidentes producidos por haber accedido a esta historia (de nuevo, sin datos que lo confirmen, excepto la rumorología). Es el caso de un profesor que, durante el trayecto en autocar a una excursión, para amenizar el camino, narra esta historia de terror (no se sabe de dónde la obtiene) a sus alumnos, quienes suplican para que se detenga. El vehículo se sale de la carretera, en donde todos los pasajeros son encontrados en un fuerte estado de shock.
El infierno de Tomino
Si el contenido de “Gozu” es desconocido, existe un poema que no debe recitarse nunca en voz alta: “Tomino no Jigoku” (“El infierno de Tomino”), aparecido por primera vez en 1919, en el poemario “Sakin” (“Polvo de oro”), de Saijō Yaso, popular por sus escritos sombríos. Ganó popularidad en 1998, al incluirlo el escritor Inuhiko Yomota en el libro “Kokoro wa rōringusutōn no yōdesu” (“El corazón es como una piedra rodante”), acompañado de diversas ilustraciones escalofriantes, un relato sobre el viaje de un joven por una versión de infierno característico en la tradición budista.
Su hermana mayor vomitó sangre,
su hermana menor vomitó fuego,
y el lindo Tomino vomitó cuentas de vidrio.
Tomino cayó al infierno solo.
El infierno está envuelto en oscuridad,
e incluso las flores no crecen.
¿Es la persona con el látigo
la hermana mayor de Tomino?
Me pregunto de quién será ese látigo.
Golpea, golpea, sin golpear.
Un solo camino del infierno familiar.
¿Lo guiarías al oscuro infierno?
¿Hacia la oveja de oro? ¿Hacia el ruiseñor?
Me pregunto cuánto habrá puesto
en el bolsillo de cuero
para la preparación del viaje
por el infierno familiar.
La primavera llega incluso en el bosque y el vapor.
Incluso en el vapor del oscuro infierno.
El ruiseñor en la jaula, la oveja en el carro.
Lágrimas en los ojos del lindo Tomino.
Llora, ruiseñor, por el bosque lluvioso.
Sus gritos de que ha perdido
a su pequeña hermana.
El llanto reverberó por todo el infierno.
Los pimpollos de peonias haciendo círculos
en torno a las siete montañas
y a las siete corrientes del infierno.
El viaje solitario del lindo Tomino.
Si están en el infierno, tráemelos.
La aguja de las tumbas,
no voy a perforarlos con la aguja roja.
En el hito del pequeño Tomino.
Todo parece que no es más que una leyenda urbana surgida en internet, pues es donde se viraliza, pero ahí es donde aparecen posibles testigos que sufrieron los efectos nocivos del poema: locura, muerte, enfermedad, etc.
Matrimonios caninos para evitar el mal de ojo
En algunas zonas de la India, es habitual “concertar” matrimonios entre chicas jóvenes y perros para evitar (o romper) el mal de ojo en éstas. Así le ocurrió a Mangli Munda, una muchacha de dieciocho años, en 2014: un gurú aseguró a la familia que era víctima de una maldición y que el único modo de que la prosperidad regresara a ella era este enlace matrimonial.
El padre se encargó de buscar a un perro callejero, de nombre Sheru, que pasó a convertirse en el marido de la chica, aunque ésta no estaba a favor. De esta manera, además de desaparecer el maleficio, le otorgaría longevidad y la posibilidad de casarse con un hombre, tiempo después.
La boda fue como la que se realizaría con otro humano, contando con setenta invitados.
La hora del buey
En la denominada “hora del Buey” (de la una a la tres de la madrugada), se realiza un maleficio de origen japonés: el Ushi no koru mairi (Visita al templo en la hora del Buey). Bajo un ritual milenario, se espera poder dañar a una persona en concreto y todo aquello que la rodea, o, en casos extremos, causar la muerte, mediante la invocación de un espíritu maligno que perseguirá a la víctima hasta cumplir su cometido.
Para ello, hay que acceder a un templo sintoísta, al ser necesario un shinboku (árbol sagrado). El responsable de la maldición tiene que ir ataviado con prendas que le den el aspecto de un yūrei (fantasma), por lo que vestirá un kimono blanco y un obi (faja de tela ancha), el rostro pintado del mismo color, además de una cinta en la cabeza con tres velas encendidas en la coronilla, aunque existen más variantes en la vestimenta.
Una vez encontrado el árbol, se clava un muñequito hecho con paja y que contenga algo de la víctima (uñas, pelo, una fotografía, etc) al tronco con siete gosunkugi (clavos largos de hierro) y un mazo de madera, dejando el último para hundirlo en la cabeza de éste. La tradición dice que, en caso de ser descubierto en pleno rito, hay que asesinar inmediatamente al testigo si no se quiere recibir la maldición.
La práctica de este ritual está penada por la ley japonesa.
Puedes conocer más sobre estas maldiciones en los ensayos de misterio «Anatomía de las casas encantadas«, «Descendiendo hasta el infierno» y «Espiritismo digital«, ambos publicados por Ediciones Luciérnaga.