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Breve crónica de la Feria del Libro de Madrid

Si no recuerdo mal, creo que la última vez que visité la Feria del Libro de Madrid fue allá por el 2017. En muchas ocasiones, me habían preguntado lectores si acudiría a alguna otra edición, pero al no tener obras nuevas, no lo consideraba apropiado: podría pasear por allí como lector, pero no como autor. Bueno, sí que salieron dos obras con posterioridad, «Snuff« y «Espiritismo digital«, pero coincidió que aún estábamos inmersos en la pandemia de la COVID-19. Por eso, la publicación de «Ratas: secretos y misterios de las reinas subterráneas« fue la oportunidad perfecta para regresar a la Feria, y qué mejor que hacerlo el fin de semana del inicio de ésta.

Cruzando los dedos para que el transporte funcionara bien (hasta pocos días antes, el Cercanías que nos tendría que acercar a mi familia y a mí hasta Barcelona, para después tomar el tren de alta velocidad hasta Madrid, sufría de varias incidencias tras una grave avería que alteró los horarios y traslados durante un mes), llegamos con mi familia con tiempo de sobra el viernes, 26 de mayo, para hacer parada obligatoria en «El Brillante» y comer un bocadillo de calamares.

El famosísimo bocadillo de calamares de «El Brillante»

Uno de los motivos para viajar un día antes de la firma fue la entrevista para el podcast «Lo que tú digas«, de ÁLEX FIDALGO, donde, como digo al inicio de ésta, para llegar hasta el estudio me perdí, como es habitual en mí. ¡Ojo!, que esto no tiene por qué ser algo malo: se pueden descubrir lugares maravillosos que, de otro modo, tal vez se te pasarían por alto.

Con Alex Fidalgo, tras acabar la entrevista sobre «Ratas» para su programa, «Lo que tú digas».

El segundo motivo fue la cena que tuvimos por la noche, en donde pudimos juntarnos a charlar y pasar un rato magnífico con los escritores Mª ÁNGELES LÓPEZ DE CELIS y RODRIGO PALACIOS (y familia), poniéndonos al día en un montón de cotilleos literarios. Como nos autodenominamos en más de una ocasión, somos los «Sálvame» de la literatura 😂

Junto a los escritores Mª Ángeles López de Celis y Rodrigo Palacios

El sábado, tocaba firma en la caseta de Ediciones Luciérnaga, en El Retiro. Pasé toda la noche cruzando los dedos para que no lloviera, ya que anunciaban un temporal de lo peorcito para ese fin de semana, pero, por fortuna, hizo una mañana espectacular, con sol, calor y mucha gente. Debo agradecer a todos los lectores que se acercaron hasta allí para que les firmara alguno de mis libros, además de que pude conocer en persona a antiguos alumnos del curso de escritura en el que estuve trabajando durante cuatro años, y también agradecer la compañía de mi editora, TOÑI, que hizo mucho más ameno el momento.

Y para seguir con la buena racha, el domingo, cuando regresamos, también aguanto el tiempo, aunque nos acompañaron unos nubarrones que eran para temblar… ¡perfectas para acompañar a la historia de terror que fui escribiendo en el tren!

¡Y hasta aquí esta breve crónica! ¡Hasta la próxima! 😄

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Lo que tú digas

El pasado fin de semana viajé hasta Madrid para la Feria del Libro (en la próxima entrada, os presentaré una breve crónica), aprovechando para visitar el podcast de ÁLEX FIDALGO, «Lo que tú digas«, donde no sólo hablamos de «Ratas«, sino también de gestión del estrés, yoga, el ego del escritor, el problema de las redes sociales, haters… y mucho más. ¡Aquí os lo dejo! 😄🐀

También os dejo otros enlaces al podcast:

https://www.ivoox.com/321-ivan-mourin-audios-mp3_rf_109240918_1.html

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Hablando sobre fantasmas y casas encantadas

El otro día tuve el placer de estar conversando con CARO LUNA sobre «Anatomía de las casas encantadas«, fenómenos paranormales, fraudes, ciencia y muchas cosas más, y que podréis ver en la entrevista que viene a continuación. ¡Que la disfrutéis! 👻

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Sant Jordi 2023

El pasado domingo estuve firmando ejemplares de «Ratas« en la Llibreria Papiol, de Calafell. Fue un momento agradable, después de tantos años sin acudir a una firma en Sant Jordi, en especial durante la COVID, cuando se publicaron «Snuff« y «Espiritismo digital«, sin posibilidad de hacer acto alguno. A lo largo de la mañana, FERRÁN BOQUÉ pasó por allí para preguntar, para el programa «Calafell Matí,» de Callafell Ràdio, qué tal se estaba presentando el día. Os dejó a continuación mi respuesta (a partir del minuto 46).

https://enacast.com/calafellradio/programs/calafellmati/calafellradio_podcast_24440

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Cosas de ratas

¿Quieres saber cómo surgió la idea para escribir «Ratas: Secretos y misterios de las reinas subterráneas«? ¿Cómo se escribió este ensayo? ¿Cuál es el enfoque que se le ha querido dar? Pues no te pierdas este Making of, o «¿Cómo se hizo…?», que he tenido el enorme placer de escribir para Zenda.

http://www.zendalibros.com/cosas-de-ratas/

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De ratas y otras fobias

Todo el mundo padece algún tipo de fobia, un miedo irracional a algo en concreto, en ocasiones, con una explicación, un motivo (lo que no significa una justificación real de la causa), pero, en otras, la raíz de este temor es desconocido hasta para el que lo padece.

Hubo un periodo en mi vida (breve, afortunadamente) en el que tuve uno de estos miedos, y surgió sin más. Esta fobia iba enfocada a las ratas, algo bastante común en varios individuos de nuestra sociedad, y que suele ser resultado de lo que se llaman “miedos heredados”, algo impuesto desde que somos pequeños por los adultos al señalizar un elemento como peligroso, que debe mantenerse lo más alejado posible de nosotros. En mi caso, ocurrió durante una noche de verano, una experiencia con la que inicio mi nuevo ensayo, y que hoy mismo aparece en librerías, centrado en estas criaturas: Ratas: Secretos y misterios de las reinas subterráneas, editado por Ediciones Luciérnaga. Lo que allí sucedió, siendo un niño, me dejó sin dormir durante días, pero, poco a poco, fui dándome cuenta de que no tenía motivo para temer a las ratas, porque, en realidad, no me había ocurrido nada traumatizante con ellas, excepto lo que mi mente infantil había decidido trazar para tejer esa red pegajosa en la que se convierte el miedo y que te atrapa, con mayor o menor fuerza, pero muy decidido a no dejarte escapar.

He tenido encuentros cercanos posteriores con este tipo de roedores, incluso hasta el punto de que uno quisiera trepar por mi pierna, pero al no existir ya restos de fobia en mí, no le di importancia.

Todo esto, entre otras anécdotas que también aparecen en la obra, me llevó a escribir este libro: el enorme desconocimiento que existe hacia las ratas, qué nos lleva realmente a temerlas, por qué pueden llegar a causar una extraña e inexplicable fascinación en nosotros, la mitología, la superstición y el mito que las envuelve, por qué son elementos perfectos para crear ficciones de terror (a las que no he dudado en unirme con varias historias a lo largo de años de escritura), o por qué pueden ser incluso de gran ayuda y tomar un rol totalmente opuesto al que se le da, entre muchos otros temas.

El asunto es que puede que nos libremos de una fobia, como me sucedió a mí, pero siempre habrá otra, o varias, aguardando para abalanzarse sobre nosotros cuando menos lo esperemos. A veces, estas cambian por el simple hecho de que nuestras preocupaciones también cambian; en otras, esa falta de lógica será la que se encargará de seleccionarla, con los ojos cerrados, al azar. ¿Cuál es la tuya?

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#NaNoWriMo

Ya estamos en noviembre, y con este se inicia el NaNoWriMo, el National Novel Writing Month (Mes Nacional de Escribir Novelas). Si no lo conoces ya, seguro que te preguntarás qué es. Es un movimiento surgido en 1999 en el que se invita a escritores a que se animen a escribir un primer borrador completo de su novela durante el mes de noviembre, con un mínimo de cincuenta mil palabras.

En los últimos años, lo he intentado en tres ocasiones, pero, al poco de empezar, me surgía otro trabajo y debía interrumpirlo (cosa de la que no me quejo, por supuesto 😄). Este año, me he decidido a volver a intentarlo, ahora que he finalizado un libro que saldrá en librerías el próximo año. Y ¿cómo lo voy a hacer? ¿He preparado algo previamente? En el siguiente vídeo de TikTok, te lo cuento todo.

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Un consejo para escritores que empiezan

Ayer recibí un paquete de parte de mi buen amigo, el escritor RODRIGO PALACIOS, y eso me hizo reflexionar sobre algo que puede ser de mucha ayuda para aquellos que empiezan a escribir. Si quieres saber de qué se trata, te invito a que veas el siguiente vídeo subido a mi cuenta de TikTok.

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Amigos imaginarios

«Amiga» fue la primera ficción sonora propia que escribí y grabé, allá por 2019, una historia de miedo relacionada con los amigos imaginarios. La he recuperado para el siguiente TikTok. Recuerda que puedes seguirme en mi cuenta para ver más vídeos 😁

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Mi primera vez…

Si has accedido a esta entrada para saber sobre mi primera experiencia sexual, siento decepcionarte, porque de lo que quiero hablarte es de mi primera vez viviendo el terror (ficticio, por supuesto 😁). Si has leído previamente alguna de las entrevistas que me han realizado o, simplemente, has clicado en la pestaña de «El fabricante», seguramente sabrás que este género fue la fuente que me sirvió y nutrió para ser quien soy como escritor.

Para ello, debemos remontarnos al otoño de 1984. Mi hermano Fernando, once años mayor que yo, estudiante en aquel entonces de Imagen y Sonido en el actual Institut Mare de Déu de la Mercè, en Barcelona, me llevó al cine junto a un primo nuestro, un poco mayor que él. Era la primera vez que pisaba una sala, e iba tan nervioso que no sabía qué me iba a encontrar. No me acuerdo bien si era el Cine Rex o el Dorado, pero sí recuerdo que era uno de la Gran Vía, que la cola que se había formado hasta llegar a la entrada se me hizo eterna, así como el ambiente cargado a tabaco que te recibía nada más llegar al hall, mezclado con el olor de las palomitas recién hechas (siempre este aroma me ha provocado una sensación de felicidad).

Tomé asiento entre mi hermano y mi primo, estirándome sobre la butaca de terciopelo rojo para poder ver un gran cortinaje por encima del reposacabezas delantero. ¿Qué podía esconder? Ni idea, pero mientras comía palomitas, observaba ir y venir a la gente que iba ocupando su localidad, con un eterno murmullo de infinidad de conversaciones que cada se iban amplificando más. Entonces, la cortina se abrió, separándose hacia los lados, dejando al descubierto una enorme pantalla que seguía sin saber para qué servía, y cuando las luces se apagaron, fue inevitable que diera un brinco y mirase a todas partes, sin entender qué ocurría. «Tranquilo», me dijo mi hermano, e hizo un gesto para que mirase hacia adelante.

Al poco, me quedé totalmente hipnotizado ante las imágenes que iban apareciendo, gracias a un haz de luces que podía distinguir por encima de mi cabeza, con una estela de partículas polvorientas circulando por este hasta la pantalla. A su vez, una voz en off acompañaba a un personaje que acababa descendiendo hasta un sótano que escondía una tienda china llena de curiosidades. Allí, el padre del que sería el protagonista de la historia, recibía una caja con una criaturita peluda a la que, para cuidarla adecuadamente, había que seguir tres normas sin excepción: evitar la luz del sol (o cualquiera lo suficientemente potente), ningún contacto con el agua, y nada de darle de comer pasada la medianoche.

Si con esto te ha venido a la cabeza la película «Gremlins», has acertado. Desde el instante en que vi a Mogwai, más conocido como Guizmo, no pude apartar los ojos de la pantalla, y, curiosamente, aún más cuando las mutaciones nacidas de éste, esos duendecillos verdes, gamberros y de apariencia terrorífica que dan nombre a la película, tomaron el protagonismo. En lugar de causar alguna sensación similar al miedo, provocaron en mí una fascinación que ha dejado mella hasta el día de hoy. Es cierto que hay escenas un tanto repugnantes, como la de la cocina, donde la madre de Billy Peltzer (interpretado por el actor Zach Galligan) debía enfrentarse a algunos de estos diablillos verdes, pero sólo pensaba que aquello parecía un festival de blandiblub. Y cuando llegó el momento en que todos los gremlins están disfrutando de la película «Blancanieves y los siete enanito» en una sala de cine, me sentí parte de ese grupo tan peculiar.

En aquella época, eran frecuentes las sesiones dobles, en las que podías ver dos películas seguidas, y tras ésta venía «Un, dos, tres… ¡splash!», una comedia romántica con Tom Hanks y Daryl Hanna como protagonistas. No aguantamos muchos minutos, porque sólo tenía ganas de llegar a casa y contar a mis padres, con todos los detalles que pude, lo que habíamos visto. Después, al día siguiente, me dediqué a hacer dibujos de los monstruillos… Lástima no conservar ninguno. Aunque, como podrás imaginar, no eran nada del otro mundo, en especial al ser hechos por un niño de cuatro años, habría estado bien comprobar la pasión que había puesto en este trabajo, la misma que le pondría después a cada uno de mis escritos, lo que intento seguir haciendo, con mayor o menor acierto.

Esa experiencia cinematográfica abrió un campo enorme ante mí, sin saber siquiera que podría ser para bien, para desarrollar mi creatividad. Por eso, un consejo que siempre doy es que no hay que dejar nunca de lado aquello que ha despertado un resplandor especial en nuestro interior, aunque esto no siga las modas ni las normas «de bien»; que jamás te impongan que un género «es menor», porque ¿quién es el dicta que uno es mejor que otro? Afortunadamente, todos tenemos decisión y gustos propios, y debemos disfrutar de, por y para ello. Yo lo hice, y lo sigo haciendo. Desde aquel otoño de 1984, nuevas películas de género fantástico fueron llegando, en pantalla grande y pequeña, como «Willow» unos años después o «Pesadilla en Elm Street», y lo que me sirvió como empujón definitivo fue el descubrimiento de la literatura de terror, con nueve años… pero eso ya te lo contaré otro día, como el momento en que me encontré con Joe Dante, director de «Gremlins», 30 años después de pisar aquella sala de cine.

Los sueños se cumplen. Sólo hay que saber encontrar el camino correcto, aunque no siempre tomamos el adecuado al principio. Soy un especialista en perderme, créeme; ya te darás cuenta de ello 😅